Domingo 4 de marzo, siendo las 5:00 am, suena la alarma y sé que ya es hora de irse alistando para el gran reto de Tequila. Mientras me despierto ya puse a calanter el agua para el bendito café, sirve que despierto al cien.
Ya habiendo ordenado mis cosas y habiendo subido mi bici al auto, estoy listo para partir. La cita fue a las 6:30 am, en un famoso centro comercial de Av Vallarta, donde la mayoría de los ciclistas llegaron muy puntuales.
Ya dando las indicaciones nuestro guía de la rodada, Pedro Ponce, nos dió el banderazo de salida y vámonos todos hacia Tequila, Jalisco; disfrutando la ruta agavera, uno se deleita con tantos paisajes, recordé cuando pasé por los Cantaritos de Amatitlán, que ahí es otro punto de reunión para rodadas a los alrededores de ahí.
Ya sin más, en menos de una hora vamos llegando al Pueblo Mágico de Tequila, un pueblo amigable, con sus calles tranquilas y pasando por la Iglesia, sonaron las campanadas para misa de 8:00, ya se estaba acercando el momento de partir, y sí, a las 8:30 am, se dieron las indicaciones de la ruta que nos dirigimos a rodar.
Entre las indicaciones que nos dio Pedro Ponce, destacó que todo el camino de ida era pura subida, a lo cual nadie escuchamos ni le dimos importancia, digo, uno ya sabe que es subida, se nos hizo fácil.
En el primer km se ponchó alguien, a lo cual, varios lo esperamos. Ya parchado, a seguirle dando. Continuamos un grupo compacto y de repente, se empezaron a sentir las subidas, que a simple vista no se notaban, pero ya estaban calando.
El empedrado nos jugó en contra todo el tiempo, con el payasito a tope. No se sentía que avanzará uno, el esfuerzo se estaba haciendo presente cuando de mi casco salía tanta agua como la cascada del Salto del Nogal, y eso que la mayor parte de la ruta tiene sombra, pero sí veníamos haciendo mucho esfuerzo.
Yo decidí irme a un paso contemplativo, quería terminar toda la rodada y como eran 20 km de subida, quise ir reservando la energía. La sorpresa fue al ver un letrero que marcaba apenas 6 km, y ya varios veníamos un poco sacados de onda, porque seguíamos subiendo con la esperanza de ver algún planito para descansar y nada, la subida es hasta que se acaba la ruta.
Ya resignado a seguir pedaleando, kilómetro tras kilómetro, metro tras metro y centímetro tras centímetro, se me hacía eterno llegar, seguía viendo compañeros, unos descansando, unos rehidratándose, otros comiendo algo ligero, pero todos con la sorpresa de que se complicó la subida y vuelvo a recordar las palabras de Pedro: “es pura subida hasta arriba y el que sienta que ya no puede, se puede regresar por donde mismo”, y si, nadie le tomamos importancia a la subida jajaja hasta que ya estábamos dentro de ella, sin salida, sin escape, lo único que quedaba era dar vuelta y regresar. Muchos si llegaron hasta las antenas, subieron con mucha actitud.
En el km 15, decidí terminar la rodada, quede insatisfecho por mi esfuerzo, pero la verdad ya no me quedaba mucha pila para llegar hasta las antenas, así que me regresé con varios compañeros que también decidieron volver.
En general el paisaje del bosque es muy agradable, inclusive el oxígeno que se respira ahí se siente muy limpio, lo único que a mí gusto lo hace un poco difícil e incómodo, es toda la alfombra de piedra, pero igual es pasable y, llegué a la conclusión que si el Tequila es una bebida fuerte, pues sus caminos y cerros también lo son.
Una felicitación enorme a todos los que fuimos, y un reconocimiento también por haber conquistado las Antenas del Cerro de Tequila , los que llegaron y los que casi lo hicimos como si lo hubiéramos hecho.
Por Javo Corleone
Cámara Rodante
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